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Las veinte mejores frases de Gabriel García Márquez

Gabriel José de la Concordia García Márquez (Aracataca, 6 de marzo de 1927 – Ciudad de México, 17 de abril de 2014), más conocido como Gabriel García Márquez, fue un escritor, novelista, cuentista, guionista, editor y periodista colombiano. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura.
Fue conocido familiarmente y por sus amigos como Gabito , o por su apócope Gabo desde que Eduardo Zalamea Borda, subdirector del diario El Espectador, comenzara a llamarlo así.
Está relacionado de manera inherente con el realismo mágico y su obra más conocida, la novela Cien años de soledad, es considerada una de las más representativas de este movimiento literario e incluso se considera que por el éxito de la novela es que tal término se aplica a la literatura surgida a partir de los años sesenta en Latinoamérica. En 2007, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española lanzaron una edición popular conmemorativa de esta novela, por considerarla parte de los grandes clásicos hispánicos de todos los tiempos.

Las veinte mejores frases de Gabo

 

La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.

 

La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado.

 

El problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno.

 

El día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo.

Ningún lugar en la vida es más triste que una cama vacía.

 

Hay que ser infiel, pero nunca desleal.

 

El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad.

 

Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez.

 

Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no.

 

Así es -suspiró el coronel-. La vida es la cosa mejor que se ha inventado.

La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir.

No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad.

 

Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar.

 

Me desconcierta tanto pensar que Dios existe, como que no existe.

 

La sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve de nada.

 

Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.

 

La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla.

 

En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces.

 

El mundo habrá acabado de joderse el día en que los hombres viajen en primera clase y la literatura en el vagón de carga.

 

No, el éxito no se lo deseo a nadie. Le sucede a uno lo que a los alpinistas, que se matan por llegar a la cumbre y cuando llegan, ¿qué hacen? Bajar, o tratar de bajar discretamente, con la mayor dignidad posible.

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